lunes, 6 de junio de 2011

Salideras bancarias: un delito al que no le encuentran solución.

Es la pieza clave de las bandas que hacen salideras bancarias. Lo llaman "sacador" o "marcador" y está siempre dentro del banco. Puede ser un cliente que finge esperar en la cola para pedir monedas, un vigilador privado o un empleado que trabaje cerca de la línea de cajas. Y es quien le avisa a otro ladrón -con una seña, como tocarse la nariz o una ceja- cuando alguien está retirando una suma de dinero considerable. El cómplice sale enseguida y le pasa el dato a otros dos, que generalmente esperan en moto o en auto cerca de la sucursal. Así comienza el operativo de seguimiento que terminará en el asalto. 

Especialistas en seguridad bancaria consultados por Clarín explicaron cómo es una "salidera" típica, de acuerdo con los casos estudiados mediante seguimientos y filmaciones. Y coincidieron en algo: es un delito al que aún no le encuentran solución

"Para dar los golpes actúan entre 4 y 6 personas con diferentes roles. Por lo general buscan a quienes estén solos y los asaltan lejos de la sucursal de donde sacaron el dinero. Encima, ni la Policía ni los vigiladores de seguridad privada están preparados para detectar a ese tipo de delincuentes", le explicó a Clarín el abogado Héctor Muzzio, ex gerente de seguridad del Banco Central y Técnico Superior en Seguridad Pública.

Los especialistas cuentan que las salideras empiezan a gestarse dentro de las sucursales con los "marcadores" que, por lo general, van a los bancos en los horarios en que hay más gente y están entre 3 y 7 minutos dentro del banco. Con filmaciones, los especialistas descubrieron que el rol de entregador también lo cumplen mujeres que llevan en brazos algún chiquito para no llamar la atención.

"También hay empleados infieles que trabajan para alguna banda de ladrones. Los bancos tendrían que tomar medidas para que ésto no ocurra. Las entidades bancarias descuidan la selección de personal que está cerca de la línea de cajas. Tendrían que controlarles desde sus adicciones hasta sus cuentas. Es decir: contarles hasta las costillas. El rol de un empleado infiel es el más difícil de probar y por eso casi nunca cae preso uno", le dijo a Clarín el gerente de uno de los bancos más importantes del país."




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